Mis
queridos lectores y lectoras, no se que piensan ustedes al respecto, pero a mi
nunca me han gustado las relaciones sadomasoquistas (que ahora están tan de
moda gracias a/por culpa de “50 sombras de Grey”, que por cierto dicen los que
saben que fomenta la violencia en la pareja y el machismo, cosa que me desagrada
pero no me meteré en ese tema por que alguien que me importa mucho terminará odiándome
por eso) y sobre todo nunca he entendido cuando uno de los integrantes se
comporta como el amo y el otro como mascota llegando incluso a usar mascaras de
piel que simulan caras de gato o perro.
Pero
siendo tan honesto como me gusta ser con ustedes, creo que no lo entiendo solo
a un nivel sexual, pues descubrí que buena parte de mis relaciones humanas las
he basado en ciertos conceptos propios de la relación “dueño-mascota” y se que
suena exageradamente grosero, por eso decidí escribir esto para explicarlo
mejor y ver si realmente puede entenderse mejor mi idea.
En
primer lugar, la mayoría sabemos como se entrena en muchas ocasiones a las
mascotas, se usa la técnica de “premio y castigo” y es justo esa misma técnica
la que yo aplico a mis relaciones amorosas… ya se, ni que tuviera una distinta
cada semana, pero aun así, cuando llega a pasar, recurro a este método.
Básicamente
consiste en que, si la persona que te gusta o que intenta conquistarte a ti se
esta comportando bien, te trata bien y responde de buena forma a lo que tu
haces por el o ella, pues se merece un premio y entonces al menos yo, comienzo
a ser mas cariñoso, dejo que entren más en mi vida, soy mas detallista, mas
entregado y todo eso, pero claro, si esa persona se empieza a confiar y deja de
responder bien, deja de hacer lo que le toca para que la relación funcione por
que ya te siente seguro o segura, hay que castigar a esa persona (¡deja de
enrollar ese periódico, me refiero a otro tipo de castigo!) si no devuelve tus
llamadas, si no responde al cariño y amabilidad entonces deja de buscar a esa
persona, dale a entender que se esta portando mal y que puede perderte, deja de
rogarle que se porte bien y ponle un castigo ejemplar para que aprenda que o se
aplica o te consigues a alguien más.
La
otra parte de mi vida en la que recién descubrí que me pasa lo mismo que con
las mascotas es con los amigos, se dice que el mejor amigo del hombre es el
perro y a mi ¡No me gustan los perros! Creo que eso refleja el porque de mis
amistades tan escasas, mi mascota ideal es un gato, independiente al que no
tengo que cuidar realmente, no requieren tantas muestras de cariño, juegan
mucho, tienen carácter y si yo no estoy no se van a morir ni de hambre ni de
tristeza y así es como me gustan los amigos.
Pero
claro, de pronto recuerdo que aunque esa es mi mascota ideal, no tengo un gato,
tengo una perra que sin querer se volvió mía,
ninguna de los dos lo decidió así, fue la vida y ambos lo aceptamos,
pero no quiero tener otra nunca más… ¿Por qué? Pues por que se que tarde o
temprano llegará el día en que ella muera (o incluso yo antes que ella) y creo
que ambos sufriremos mucho si el otro muere y concluí que esa es la razón por
la que nunca me quedo tanto tiempo con la gente como para encariñarme y cuando
eso llega a pasar no lo hago por decisión propia sino que se lo dejo a la vida
y gracias a eso tengo pocos pero amigos de corazón, aunque la mayoría ya no estén
cerca física o espiritualmente.
No
cabe duda que la forma en la que nos relacionamos con otros seres vivos, refleja
buena parte de nuestro comportamiento dentro de las relaciones humanas…