sábado, 28 de mayo de 2016

Mutismo emocional

Mis queridos amigos y amigas, quizá algunos se acuerden que una de mis tantas aficiones es escribir aunque cada vez parece que lo hago menos, no es que no quiera o que no los extrañe a ustedes, simplemente es que estoy estudiando de nuevo y ese es ahora mi pretexto para no pasar tanto por aquí.

¿Por qué digo que es pretexto? Pues por la simple y sencilla razón de que es justo eso ¡un pretexto! Y no lo digo (ni lo hago) con mala intención, simplemente es que hay ocasiones en las que no tienes ganas de decir muchas cosas, en las que el silencio es tu mejor aliado si estás reajustándote a una nueva etapa de tu vida, pero si eres inteligente, sabrás como dosificar tus silencios, porque no todo mundo sabe interpretarlos, si no expresas de alguna forma lo que sientes y quieres de la otra persona, es probable que nunca lo obtengas, desde decirle a alguien que hace algo mal, decirle a alguien que te gusta o estando ya en una relación de pareja comunicándose para seguirse entendiendo.

Imagínenme a mí, una persona con una profunda necesidad de expresar todo lo que siente y vive saliendo con “el mudo”  ¿Quién no ha tenido en su trayectoria en busca de la felicidad un novio o novia que parecen ser mudos? Que terrible es cuando tu pareja ¡No te dice NADA! Pues eso fue justo lo que me pasó hace ya algo de tiempo, comencé a salir con este chico que jamás me decía nada, de lo que sentía, de lo que quería, de lo que esperaba de mi… y siguiendo esta ”lógica” pues tampoco me dijo nada cuando se ya iba de mi vida y yo, me quedé como simple espectador sin poder hacer nada.

Y claro, al no saber qué es lo que la otra persona siente, desea y todo eso, muchas veces lo primero que hacemos es culparnos a nosotros mismos, preguntarnos qué cosa hicimos mal y muchas de esas veces, nosotros no tuvimos nada que ver en su toma de decisiones y estamos cargando culpas que no nos corresponden y no podemos permitir que eso nos dañe de ninguna manera.

Claro como dice el dicho “en la forma de pedir está el dar” a veces entramos en un círculo vicioso en el que nosotros demandamos explicaciones, palabras y acciones que la otra persona no está dispuesta a hacer o a dar, pero también creo que los que estamos en la otra mitad, necesitamos algunas explicaciones para comprobar las cosas, saber si marchan bien y sobre todo si la persona en cuestión  nos quiere o sólo estamos ambos, perdiendo nuestro tiempo, así que,  como decía la tía “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”.

Por eso es que en una relación, no sólo con “el mudo” sino siempre, debemos establecer bien las reglas bajo las que la relación va a regirse, reconocer que a veces nuestra pareja no es expresiva y no intentar cambiarlo a fuerza, reconocer que, si somos el mudo en nuestra relación, la otra persona tiene derecho a saber si las cosas marchan bien o no y jamás justificarnos con que “somos así” para tratar mal a nuestra pareja, si ya no queremos nada es mejor decírselo que tratar mal y esperar a que adivine, pero sobre todo, si estamos en una relación con el mudo y no nos sentimos a gusto, es muy válido decirle “te dejo porque no me expresas nada y yo lo necesito”.

Sobre mi mudo, intenté volver a pasar tiempo juntos, pero sigue teniendo un problema de mutismo emocional.

Abrazos.
Julián