Mis
queridos lectores y lectoras, hace algunas horas, mientras pasaba la tarde en facebook,
vi una foto que me hizo recordar una gran historia personal, un momento importante
de mi vida y que sin duda tenia que compartirles, por que me hizo aprender algo
valioso sobre mi y sobre las relaciones “amorosas” (en este caso fallidas), así
que prepárense para otra de mis anécdotas personales.
Hace
muchos años, conocí a un chico increíble, desde el principio me cautivo por su
inteligencia, para mi gusto bastante atractivo, simpático, divertido aunque con
un humor difícil de entender, cumplía con el 90% de las características del
chico de mis sueños, estoy seguro que todos y todas hemos conocido a uno de
estos en sueños, yo lo conocí en la realidad y sin duda supero al de los
sueños, en pocas palabras, como el no
hay dos en el mundo… ¡afortunadamente!
Si
han seguido el blog, recordarán aquella publicación de “hasta en los perros hay
razas…” (si no, es buen momento para leerla) pues en ese momento, yo no supe
distinguir mi raza de la suya, casi podría jurar que estuve a nada de enamorarme
de él y cuando le hable de lo que sentía, este chico maravilloso, simplemente
me dijo que no, yo no era para nada lo que el buscaba, yo era poca cosa para él…
sin usar palabras me dijo “Soy demasiado para ti”. ¡Uff! Que difícil es
escuchar y darte cuenta de eso, te duele en el alma, te rompen el corazón en un
instante y todas tus ilusiones se desbaratan.
Ya
se, se están preguntando por que dije entonces que afortunadamente no hay dos
como él, algunos estarán asegurando que hablo desde la herida cuando digo eso
pero no (y se los demostraré), pues bien, acepte con tristeza la realidad y
decidí quedarme ahí como el amigo incondicional, aunque por momentos con la
esperanza de que este “chico perfecto” descubriera que yo era el amor de su
vida. Y así pase años apoyándolo en cada cosa que emprendía, estuve para él en
los momentos en que necesitaba un amigo, lo apoye en sus relaciones posteriores
tratando siempre de ser objetivo y cada vez que el se caía, yo lo ayudaba a
levantarse, hasta que simplemente comencé a considerarlo uno de mis mejores
amigos de verdad.
El
problema fue, que poco a poco comencé a notar que eso no era de ida y vuelta,
es decir; cada vez que yo acudía a su amistad para enfrentar algún problema, el
tenía algo mas que hacer, cuando le hable de mis propias historias de amor o
desamor, obtenía sarcasmos y algo de burlas pero jamás un consejo de amigo, y
luego el problema mas grave es que comencé a sentir que solo me buscaba cuando
su relación estaba mal o cuando estaba soltero y cuando tenia pareja, me hablaba
de lo buenos que eran, de todas sus características maravillosas que incluían su
buen gusto para vestir, o los lugares a los que iban y de todas esas cosas con
las que desde su punto de vista, yo no podría competir jamás.
Legue
al punto en el que por fin acepte que solo me usaba, que no era realmente ni mi
amigo ni nada, que no era la persona increíble que en un principio pensé que
era y sin más salí de su vida (aunque siento que el jamás me dejo entrar
realmente) pero sobre todo, lo saque de
mi vida y creo que fue una buena decisión, por que ahora me doy cuenta que es
como de esas personas que se muestra inocentes y necesitados de afecto para que
uno caiga, y una vez que estas en la trampa pues devoran tus entrañas, son algo
así como flores carnívoras, seguro te has topado con alguien así, ¿no?
Las
últimas cosas que supe de él, me dieron la pauta para asegurar que el ya no
existe en mi película, por que el mismo decidió que su personaje ya no tenia
lugar en ella y eso se lo agradezco, además de haberme abierto los ojos a la
realidad. Hoy puedo decirles que efectivamente el era y es demasiado para mí…
demasiado inseguro, inmaduro, egoísta y superficial y yo, pues seguro lo soy a
veces pero me merezco algo mejor que eso. Así que la moraleja de esta historia podría
ser que las apariencias engañan, pero también que efectivamente todo pasa por
una razón y afortunadamente para m, aunque me toco el camino largo fue el mas productivo
y menos dañino y a ese chico, solo puedo desearle lo mejor del mundo, por haber
sido el chico de mis sueños por algún tiempo ¿Te ha pasado algo similar? ¿Qué aprendiste
de eso? Creo que yo aprendí que prefiero a los chicos reales que a los de los
sueños, por que a veces “El chico de tus sueños es demasiado para ti”.