Mis queridos amigos y amigas, debo decirles que
estoy en un punto de mi existencia de esos en los que no hay retorno y es que llega ese momento en
la vida de todo hombre o mujer en que uno simplemente toma este tipo de
decisiones importantes, ocurre cuando uno se ha cansado de ir por la vida
conociendo personas que no se van a quedar y que se vuelven simples relaciones
pasajeras, cuando uno se cansa de pasar solo los momentos importantes, cuando
uno está dispuesto a compartir sus cualidades y también sus defectos y aceptar
los de alguien más, en el que uno simplemente ya está listo para entablar una
relación seria, duradera, estable, en el que quieres compartir tu vida con
alguien más y entonces… simplemente no pasa.
Seamos honestos, las flechas de Cupido
en las últimas décadas no han sido muy eficientes para algunos de nosotros,
para la mayoría quizá, a eso agréguenle el ritmo de vida acelerado, la
impersonalidad de las interacciones en este mundo donde las redes sociales
dictan muchas de las formas de relacionarnos, el interés que tenemos las
personas por desarrollarnos en distintos ámbitos antes de de entablar una
relación, la economía cambiante que determina que los sueños de boda de la
infancia se cambien por esclavizarse en un trabajo para medio conseguir lo
necesario para vivir, etcétera, etcétera, etcétera…
Pero además, la presión social
que existe para los que ya pasamos de los 30 de sentar cabeza (aunque eso se
preste al albur), ¡¡¡Sigue siendo la misma!!! Entonces claro que muchos de nosotros andamos
por la vida todos confundidos, entre el reloj biológico, la pérdida de la
juventud, la presión social que les mencioné, el hecho de ver a nuestros amigos
casándose y teniendo hijos, la falta de opciones para relaciones estables y los
intentos fallidos.
Pues claro que personalmente he pasado
por todo eso, que en ocasiones me han afectado de muchas formas esos factores
pero ¿Les digo algo? Siempre he sido un fiel creyente de el amor y sé que algún
día volverá a llamar a mi puerta, nunca he perdido la esperanza de que un día
llegue el hombre de mis sueños aunque a veces me desanime, por eso es que creo
que para los y las que estamos preparados para encontrar a alguien para
compartir nuestras vidas, a veces nos parece más difícil cada día lograr esta
meta, hace poco me dije a mi mismo que ya estoy preparado para una relación así
de seria, casualmente me “reencontré” con un chico con quien salía hace casi
dos años, pensé que quizá ahora si funcionarían las cosas y en realidad no paso
(Y aunque creo que si estuve enamorado y
aun lo estoy un poco nunca supe que fuimos realmente). Claro que me decepcioné
y pensé por momentos que esa “felicidad” no era para mí.
Efectivamente no lo es, porque quizá tampoco era una verdadera
felicidad pero esa es otra historia… Mi
punto es, que estar listo para algo así no significa que al día siguiente
encontrarás al amor de tu vida, lo que quiero comunicar con esto es que, cuando
uno está listo para algo grande e importante, como compartir tu vida con
alguien, tener un hijo, cambiar de ciudad o cualquier cosa por el estilo sólo
significa que estás madurando, de la misma forma que me pasó cuando decidí
tatuarme, un día descubres que estás dispuesto a tener un compromiso de por
vida y creo que eso debe hacernos bastante felices, significa que estamos tan a
gusto con nosotros mismos que estamos dispuestos a ir un paso más allá, que
estamos seguros que podemos marcar una diferencia en la vida de alguien más,
significar, trascender de alguna forma y eso señoras y señores, eso sí que es
felicidad.
Así que cuando sientas que estás
listo para algo así, no te sientas preocupado por si pasa de inmediato o no, o incluso
si no pasa porque no se trata de eso, siéntete orgulloso de tomar decisiones de
vida como esa y disfruta de ser una persona con capacidad de comprometerse de
verdad, pocos hay en el mundo que realmente llegan a entender la vida como tú.
¿Qué sigue ahora en mi vida? Pues
seguir creciendo y ya sabremos algún día si lo que estoy dispuesto a aceptar en
mi vida llega o no.
Un fuerte abrazo.
Julián
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